Somos seres psicosomáticos. Las emociones se alojan en nuestro cuerpo, y como dice el dicho: “el cuerpo lleva la cuenta”. Trabajar únicamente desde la mente crea energía estancada que necesita moverse para poder transformarse. Tal vez ya te diste cuenta de que hablar de tu pasado no es suficiente para crear el cambio que deseas.

Estás en el lugar correcto.

Hoy más que nunca necesitamos aprender a reconectar con la sabiduría de nuestro cuerpo. Nuestro sistema nervioso se ha adaptado al mundo en el que vivimos y a las experiencias que hemos acumulado a lo largo del camino. Esto crea una huella única en la forma en que nos movemos —o no nos movemos— por el mundo. En otras palabras, nuestras reacciones no solo están ligadas a lo que pensamos, sino también a cómo nuestro cuerpo responde a situaciones que nos recuerdan experiencias pasadas.

Esto se vuelve tan automático que muchas veces ni siquiera nos damos el espacio para observar. Simplemente reaccionamos de la misma manera de siempre. Cargamos con el peso de nuestro pasado y, ante el más mínimo detonante, volvemos a patrones antiguos.

¡Afortunadamente hay formas de liberar toda esa energía!

Las emociones son energía en movimiento, y cuando repetimos los mismos patrones, esa energía se bloquea. A veces solo necesitamos sentir para sanar; otras veces necesitamos movernos, respirar, o cambiar de perspectiva.

Cuando tomamos conciencia de esos patrones inconscientes, creencias limitantes y formas de ser que ya no nos sirven, es entonces cuando podemos transformarlos.

Tu identidad no es algo fijo. Puedes reinventarte tantas veces como quieras. Tu pasado no define tu destino; define tu camino de sanación y tu potencial. Cuando cambias la forma de ver tu vida, tu vida cambia.

Todo está dentro de ti. Solo necesitas la guía adecuada para acceder a ello.